Algunos personajes de Villafranca (Por garciaberciano) Recopilo escritos por garciaberciano sobre personajes de Villafranca extraídos del foro: personajes y costumbres de la Villa. posted by oswap-miradas3 @ 16:1940 comments
((¡Oh glorioso San Antonio!, a quien Dios ha elegido como intercesor nuestro en los apuros y pérdidas de la vida material, y como protector de los pobres ante los ricos: protégenos con tu favor en todas las necesidades y enredos de nuestra vida.)).. .Así, más o menos, reza una frase de un libro dedicado a la vida del santo, propiedad de mi abuela Olimpia, aprendida de memoria durante mi niñez...
La Feria de San Antonio era la primera fiesta grande del verano. La celebración comenzaba ya el día anterior cuando la cuadrilla municipal comenzaba a pintar en el suelo rayas para dividir el terreno donde se ubicaban los puestos. Era el pistoletazo de salida. A partir de ese momento, entrada ya la tarde, comenzaban a llegar los primeros tenderos..
Los vendedores de utensilios de barro, loza y primeros recipientes de plástico (fantástica novedad por aquél entonces) ocupaban la alameda del jardín en la acera del bar de Deni, la Divina Pastora y la carpintería de Palolo. En la otra acera, parte de la quincallería (navajas, cucharas y útiles de todo tipo para el hogar). Los vendedores de quesos, jamón, chorizo, pan y otros artículos de alimentación se extendían por la acera de la carretera hasta la altura de la fonda de la señora Rosita. A partir de ahí, reinaban los pulpeiros y pulpeiras. Frente a San Nicolás y hasta la plaza, los puestos de ropa....y , delante del mercado de abastos, las frutas, verduras y.... los puestos de chicharro en escabeche... uno de los manjares de mi infancia, adolescencia, ¿madurez?, ¿vejez? y, si existe el más allá,.. de mi futura vida....¡¡¡No sólo de botillos, chorizos, cachelos y pasteles vive el hombre¡¡¡
La Feria de San Antonio, sin embargo, tenía otro aliciente que yo curioseaba año tras año. Desde el actual parque infantil, pasando por el Campo Bajo, toda la parte baja de la Herradura del jardín, la actual plaza de la Xirula (algún día hablaremos de los lavaderos públicos y la fuente de Cubero) y hasta la bodega de Palacio de Arganza se extendía la feria de ganado.
Allí se comerciaba con terneros y ovejas, caballos y vacas, gallos y gallinas... todo animal susceptible de ser vendido pasaba varias fases: primer vistazo ,...después...un ojeo más detallado , posteriomente, la petición de precio, ...el regateo, ...el amago de marcharse,... de nuevo el regateo y,.... si había suerte, finalmente el trato rubricado con un apretón de manos. Era una ceremonia magnífica, como magníficos eran los enormes fajos de billetes que sacaban a relucir los tratantes de ganado....billetes de cien, quinientas y mil pesetas empaquetados habitualmente con una goma...
Tras una mañana de “inspección” por toda la feria y un “rabo” de regalo del señor Luis “Nixo”, lo mejor estaba por llegar.... En la mesa de la cocina de mi casa ,me estaba esperando una empanada de carne y una cazuela con chicharro en escabeche.... junto a la primera sandía de la temporada.
El lunes es San Antonio... quien pueda estar...¡¡¡ QUE LO DISFRUTE
4:22 PM oswap said... SAN ANTONIO LACONEIRO".
-"Niño, mañana no vas al colegio. Subirás a Viaríz con tu padre a ver a los abuelos y a la fiesta de San Antonio Laconeiro".
Esa frase de mi madre sonó en mis oídos como música celestial. Corrían mediados los años 60. Tenía unos 12 años. Detestaba el colegio (algún día os hablaré de ello) y aquél día de fiesta me sonó a gloria. Eran unas vacaciones anticipadas entre los Reyes y Santo Tirso.
Ese día no hizo falta que me despertase mi madre. Cuando entró en la habitación, ya estaba vestido y calzado (el acontecimiento era tan importante que mi madre fue el día anterior a la zapatería de "Balixa" y me compró unas botas "Gorila" -a mí las botas me daba igual- pero con la compra venía un regalo que me fascinaba: una pelota maciza de goma verde).
Salimos a la calle y ¡sorpresa¡: en la plazuela de Don Pío estaba -si la memoria no me falla- un flamante taxi Seat 1.500 con Pedro Cao esperándonos. Paramos a recoger a una de mis tías en Sanfíz y el viaje me resultó fascinante. En ausencia de mi hermano mayor (estudiaba fuera de la Villa) yo iba a ser ese día el centro de atención de una larga familia de siete hermanos por parte de padre y cuatro por parte materna.
En Viaríz nos esperaba toda la familia trajeados con "ropa de domingo".Ese día cpomprendí que San Antonio Laconeiro era una fiesta especial. Días antes, los mozos procedían a recoger, casa por casa, donativos para la fiesta que consistían, fundamentalmente, en productos de salazón del cerdo (cachucha, chorizos, pezuñas, lacones, etc.).
Después de la misa (todas las mujeres en la iglesia, la mayoría de los hombres fuera fumando y charlando con amigos y conocidos) se procedía a la subasta de los donativos y de lo que se sacaba de la subasta se pagaba la orquesta (llamémosle así) y las imprescindible bombas compradas a Mauríz.
Recuerdo la multitudinaria comida en casa de mis abuelos y la tertulia que se montó después, hasta la anochecida cuando -si mal no recuerdo- en el cabanal de la casa del padre de Alfredo Rabaqueiro se montó un bailón de tomo y lomo... Todos los danzantes iban en galochas y tenían un dominio increibe que me fascinó: yo era torpe para el baile y para andar en galochas.
Después de la cena mi padre mi abuelo y mis tíos se fueron al baile...yo me quedé con mi abuela en la "cocina baja", recostado en su regazo viendo como el fuego iba secando las castañas y los chorizos y botillos.
No recuerdo la vuelta... sólo se que al día siguiente, a la hora de levantarse para ir al colegio, oí que mi padre le decía a mi madre: "pobre, déjalo dormir, estará cansado...que vaya por la tarde". No creo haber dado nunca en la cama una media vuelta con tanto placer.
4:23 PM oswap said... """ MARCHENA: UN PREGONERO SINGULAR """
Todos los pueblos que se preciaban de ser avanzados tenían su pregonero... Villafranca no era menos.
En mi infancia formaba parte del paisanaje popular de la Villa un hombre menudo, de tez morena, cara sonrosada, chaqueta de pana (en invierno y verano) que apoyaba la contraída pierna derecha en un inseparable cayado utilizado con una doble finalidad: por una parte para ayudarse al andar y, por otra, como amenazadora arma para ahuyentar a los casquivanos niños que íbamos trás él...
Nunca supe su verdadero nombre... Todo el mundo le llamaba Marchena. Un dia pregunté el motivo de de ese enigmático nombre. Alguien, no recuerdo quien, me dijo que era villafranquino... otro por el contrario, que le venía el nombre de su pueblo natal: una localidad andaluza. Hoy todavía sigo con la duda de si esta última explicación responde a la verdad o era una bola como la de los "biobardos".
Marchena era el pregonero "oficial". Todo pregonero que se precie tiene un instrumento de reclamo. La mayoría de las veces era un cornetín.... Sin embargo Marchena era peculiar en todo: ni cornetín, ni centellas... su instrumento era un tambor recogido a su cuerpo menudo por un enorme cinto de cuero oscurecido por los años de uso.
Desde la Plaza a la Kábila, pasando por el Castillo, Campo Alto y Bajo, Calle del Agua, Barrio de los Tejedores... Marchena hacía saber a los villafranquinos de los cortes de agua luz y otros acontecimientos. Además, anunciaba las películas de cine y a una de ellas me voy a referir para terminar.
El día que estrenaron "Los Cañones de Navarone", Marchena salió del edificio del ayuntamiento en la plaza... su primera parada fue El Campairo. Allí hizo redoblar su tambor, se puso lentamente sus inseparables gafas y comenzó a leer en voz alta...
-"Hoy, en el cine villafranquino, en sesiones de siete de la tarde y once menos cuarto de la noche estreno de la famosa película de guerra Los Cañones...(pausa)... Los Cañones de...(silencio)... Los Cañones de... (silencio)
Un vecino asomado al balcón, al verlo "encasquillado" , le preguntó en voz alta: "Marchena... ¿los Cañones de qué,.. joder?..
Su respuesta fue rápida y contundente: "Los Cañones de los Cojones"... dió media vuelta y, sin el redoble de despedida, se marchó... Y es que Marchena era un personaje con un punto de gracejo trufado de mala leche cuando intentaban ponerlo en evidencia. Su figura permanece viva en mi memoria.
4:24 PM oswap said... EL SEÑOR LUIS, "NIXO".
-Bueno, a ver, ¿hoy que quieres?... ¿rabo o cabeza?
Quien así me hablaba perfilaba su rostro destrás de un cigarrillo "Ideales", boina bien llevada, cara de "buena gente", mirada amable con ojos brillantes, siempre delgado.... Fué mi "pulpeiro" de infancia.
Siguiendo la tradición berciana, el señor Luis "Nixo" era un pulpeiro itinerante, igual te lo encontrabas en la Fiesta del Santo Milagro, en El Cebrero, que en una feria de Cacabelos... territorio, por cierto, más de pulpeiras que de pulpeiros. Sin embargo, a mí lo que realmente me interesaba es que llegase el mercado de los martes y las ferias de los días 2 y 16 de cada mes. En esos señalados días, por la mañana camino del colegio, veía como el señor Luís "desplegaba" su instrumental: una enorme cacerola de cobre, el tridente para sujetarla, sarmiento y el pulpo fresco en cajas de madera...
No veía pasada la mañana hasta que llegaba la hora de comer. Entonces salía "pitando" y llegaba hasta las cercanías de un enorme negrillo donde el señor Luis instalaba su itinerante negocio... A prudente distancia, me quedaba en la cola de las personas a las que estaba atendiendo. Mientras se me hacía eterna la espera, veía pasar platos de pulpo que, al menos a mí, me parecian descomunales, camino del siempre amable refugio de Casa Rosita.
Al fín, la cola desaparecía... -Bueno, a ver, ¿hoy que quieres?... ¿rabo o cabeza? -Mire, señor Luis, es que hoy no he desayunado bien y si me pudiera dar algo de los dos.. Después de una mirada directa, el gancho se hundía en la caldera y hacía su aparición un hermoso pulpo. Con una habilidad de tijeras digna de sastre (y se de lo que hablo), el señor Luis cortaba un trozode rabo y de cabeza en un plato de barro. Con un palillo pinchaba los dos y me lo entregaba.
-Gracias, señor Luis.
4:24 PM oswap said... " LA NEGRA SOMBRA " (dedicado a mi compañero de aula y amigo de siempre Antonio González-Guerrero, "in memorian".)
No pronunciaré su nombre. Todos le llamaban padre. Apellido vasco. Pequeño de estatura, nervudo, andar rápido, gafas oscuras, buen enseñante este personaje se convirtió en lo mejor y lo peor para muchos de los alumnos que inauguramos el recién construído instituto del Campo Bajo.
En aquellos años todavía regía la norma de "la letra con sangre entra"... Es verdad que eramos unos "cafres" y que un poco de autoridad no venía mal. Sin embargo, el límite lo sobrepasó con creces en innumerables ocasiones.
Sus clases eran de tres tipos: a) Las didácticas. b) Las lúdicas. c) Las terribles.
Todo dependía del día (algunos manteníamos la tésis de que tenía "úlcera de estómago",... de ahí sus bruscos cambios de, llamémosle "humor").
a) Clases Didácticas. Enseñaba de forma amena, ayudaba a hacerte comprender bien las cosas y su dedicación se veía recompensada con un más que aceptable nivel cuando venían a examinarnos en junio los profesores del "Gil y Carrasco" de Ponferrada, en un día de todas las asignaturas de una tacada.
b) Clases Lúdicas. Eran, lógicamente, las mejores. En sus días de buen humor (que también los tenía), la clase se convertía en un divertido juego donde se hablaba de muchas cosas desconocidas para buen número de nosostros, se proyectaban viajes, meriendas, preparativos de navidad, etc.
c) Clases Terribles. El doctor Jekyl se convertía en Mister Hyde. En una actitud cercana al sadismo, presencié en mi clase multitud de golpes, mofas y escarnios hacia el agredido/a. Un auténtico "Vía Crucis". ¿A alguien le gustaría que su hija se orinase aterrorizada delante de todos sus compañeros de clase debido a los chillidos, empujones y otras lindezas de su profesor?, ¿Era de recibo, sin venir a cuento, que una alumna se quedara completamente sorda durante una semana por una serie de bofetadas?, ¿encerrarías a alguien en un sótano oscuro a sabiendas que con ello provocas una crísis de pánico?... Seguiría contando y no pararía. Y no hablo de hechos muy esporádicos.
Con la perspectiva de los años, yo creo que fuí "bien tratado" respecto a otros muchos y muchas que lo pasaron mucho peor, aunque también me tocó mi parte en tales "lindezas"... Hasta el punto que, cuando terminé el bachillerato elemental, fue tal la liberación que sentí al llegar al instituto de Ponferrada que suspendí en junio todas las asignaturas de 5º de bachillerato salvo la religión porque, al cura que me daba clase, le gustaba mucho Villafranca.
Termino: Vuelvo a pedír perdón por este comentario a todos aquellos que admiran a esta persona. Ya sé que eran otros tiempos...pero pido un ejercicio de imaginación y pregunto: ¿os gustaría que vuestros hijos fueran tratados así?. En aquellos años, la inmensa mayoría de los padres callaban. Era demasiado poderoso para enfrentarse a él.
4:25 PM oswap said... """EL OBRADOR DE BERMÚDEZ"""
La amistad, desde los últimos años de infancia, con Concha "La Brava" (espero que no se moleste desde su barra del "Pitillo" porque ella sabe que este apodo está escrito con todo el cariño del mundo) me llevó a entrar en contacto con un lugar y, sobre todo, una persona a la que sigo echando de menos cuando me acerco a la villa: Pepe Bermúdez, Maestro Pastelero.
Declaro mi culpa: soy goloso por naturaleza. Creo que es una herencia genética directa de mi abuela paterna a la que le gustaban, sobre todo, las tabletas de chocolate y las galletas de manteca.
Desde niño, mis escaparates más visitados (a parte de los juguetes en navidad de las tiendas de Benito Peón y Erundina) era "la ruta de las pastelerías"... Primero, en la calle de Arén, repaso al escaparate -sino me falla la memoria- de "La Concepción"... Con las papilas gustativas ya "exaltadas", directo a los soportales de la plaza para ver la exposición de "Beberide" y, el remate, en pastelería "Ledo".
Los pasteles eran cosa de domingos especiales, cumpleaños, Santo Tirso y El Cristo... pero había algo, entre semana, más asequible para mi exiguo bolsillo... habitualmente, creo recordar los martes, el Maestro Bermúdez hacía caramelos de "Malvavisco"... A 10 céntimos (una "perra gorda") por unidad, 10 caramelos por una peseta (más alguno que, de vez en cuando, caída de "gañote").
Además de pasteles,caramelos,bombones y tartas -lujosamente colocados en mostradores de marmol y vitrinas y armarios pintados de blanco-, había otra cosa que levantaba siempre mi curiosidad en la Confitería "Ledo": ¿¿¿qué habría tras los dos escalones y la puerta del fondo por donde salían bandejas y bandejas de milhojas,merengues, cañas de crema, cuñas con "cabello de angel"....???
Años después pude saciar mi curiosidad...Trás un pasillo angosto (lleno de cajas, sacos de azucar, harina, almendras, obleas...) se llegaba a una ámplia estancia rectangular llena de largas mesas, calderos y demás utensilios para repostería... Al fondo, el horno. Allí observé días y días al Maestro Bermúdez en plena acción. No pasaba un día que no visitara a Pepe...
-"Josín" (así me llamó siempre) ¡¡¡coge un pastel¡¡¡
Nunca le dije que sí, aunque me moría de ganas... La amistad con aquel hombre y Concha (su mujer) era más importante que mi gula..... "Parecería -pensaba- que vengo a verlos para comer pasteles".
4:26 PM oswap said... BENJAMIN “PELÓS”.
Domingo de invierno. Primera hora de la tarde. Toca partido en La Ruquela. Tras ser enfundado como para un viaje a Siberia, mi padre me coge de la mano y salimos hacia la calle del Agua, Rua Nueva y ,a la altura del matadero, giro a la derecha. Llegamos al campo de fútbol, donde acaban de plantarse una hilera de chopos con el fin de que la gente que quiere ver el partido gratis desde la carretera se quede con “las ganas”. Es la hora de comienzo... Salen los dos equipos comandados por un árbitro vestido totalmente de negro, repeinado –no me atrevería a decir que con “gomina” pero casi-, muy serio...Es Benjamín...el polifacético y siempre recordado “Pelós”.
Calculo que si en el carnet de identidad figurasen todas sus profesiones necesitaría un pasaporte. Benjamín “Pelós” trabajaba, además de algún que otro cometido que seguro se me olvidará-, en la droguería de Plácido a la entrada de la plaza, era repartidor de butano, monaguillo, campanero –hacía música con las campanas de la Colegiata-, además ayudaba en fiestas, semana santa y entierros (de pequeño, me moría de miedo cuando lo veía vestido de sayal negro en los entierros de –si la memoria no me falla- la Tercera Orden).
Sus mejores momentos los recuerdo cuando, fuera ya de sus múltiples quehaceres, se sentaba en la bodega de “La Barreira” a tomar un chato y picar una sardina.....Aunque, como árbitro, tampoco tenía desperdicio: no era raro que, en pleno partido, se le viera discutir alguna decisión arbitral con algún conocido miembro del público, ...decisiones arbitrales, por cierto, que yo consultaba posteriormente en un libro comprado por mi padre que me tenía fascinado. Su título: “El arbitraje según Pedro Escartín”.
4:26 PM oswap said... “EL LABORATORIO”.
- A las seis,... en el laboratorio.
Mis últimos años de infancia estuvieron acompañados de tres personajes, algo más mayores que yo, a los que sigo teniendo en gran estima: Juan (hijo del señor Eliseo y la señora Manuela), Carlos “Culibrias” (hijo mayor de Julio el panadero) y “Dady” (el más dandi y guaperas de todos).
La casa de la calle Gil y Carrasco donde vivía el señor Eliseo y la señora Manuela con una larga prole de buena gente (Ramón, Carmina, Lucy, Juan,.Tere y Merche) tenía un secreto que nosotros supimos aprovechar durante años: Una especie de granero incrustado entre el lagar de la bodega y el primer piso. Su acceso era (al menos eso me parecía a mí) algo complicado: había que subir por un entramado de vigas y “colarse” luego por una ventanuco de escasas dimensiones por el que había que entrar reptando. Dentro se encontraba un recinto de un metro de ancho, metro y medio de largo y un metro de alto.
Un día me encontré a Juan en la plazoleta de don Pío y, de forma enigmática, me dijo: “he encontrado en mi casa un sitio para montar un laboratorio...¿quieres verlo?”.
Desde entonces fueron muchas las tardes que pasamos allí, rodeados de algunas velas robadas en casa, montando petardos con clorato potásico machacado y mezclado con azufre, fumando los primeros pitillos (no había vez que no echara la “pota” por el ventanuco), charlando sobre lo divino y humano, imaginando lo que no se veía en las revistas y creyéndome, a pié juntillas, todas las “bolas” que el imaginativo “Dady” no paraba de contarnos ante el escepticismo de Juan y Carlos.
El mote de este último, “Culibrias”, no era gratuito: Portero del Sparta, ágil como una gacela, éste tío (que decidió irse a ver mundo cuando todavía ninguno de nosotros había “cruzado El Manzanal” era el único que salía por el ventanuco con la cabeza por delante y, con una habilidad felina, se apoyaba con las manos en la primera viga para darse la vuelta y caer de pié dos metros más abajo.
¡¡¡Creo que todavía me duele la espalda de la costalada que me di en el único intento que hice por imitarle¡¡¡.
4:27 PM oswap said... SANTO TIRSO”.
-Mamá, ¿por qué lleva esa sierra en las manos?
-Porque Santo Tirso fue martirizado y después, como no entraba su cuerpo en una caja, pues lo trocearon.
A mí aquello me impactó...pero en aquél momento yo tenía otras preocupaciones... La mayor de ellas tenía que ver con la carrera espacial. Rusos y norteamericanos se disputaban, en plena guerra fría, el dominio del espacio. Los rusos habían lanzado una serie de satélites artificiales en el programa “Sputnik”, incluyendo uno que transportaba el primer ser vivo al espacio (la perra “Laika” demostrando que se podía sobrevivir más allá de la atmósfera.
No hablábamos de otra cosa desde que alguien, dos días antes de la fiesta, nos dijo que en la plaza se iba a instalar un “Sputnik” para viajar desde Villafranca al espacio..
Desde aquél momento, todo el resto pasó a segundo plano: ni los gigantes, ni las bombas de Mauriz, ni la tómbola Moura, ni las patatas fritas de Pepe “Pájaro”, ni las pipas de Inés, ni los pantalones largos de “estrena” tenían importancia.
Creo que nunca he pasado tanto tiempo en la plaza. Ví como se instalaba el “artefacto” enfrente de la Farmacia de los Burgueño. Todo giraba en torno al “Sputnik” y las preguntas se sucedían: ¿quién subiría en él?, ¿dónde estaban los motores?, ¿tendría Carrete gasolina suficiente?... ¿quemarían parte de la leña de Maderas para ayudarle a subir?
La frustración llegó más tarde cuando ví arder(siemplemente, ...arder) el “Sputnik”...
Una persona mayor que no logro recordar ahora me contó que no “hubo fallos” en el lanzamiento ni nada por el estilo... aquello era simplemente una “Falla” de las que se quemaban en Valencia todos los años por San José.
Me fui a la cama pensando “¡qué mentirosos son los mayores ¡ ...¡algo no ha funcionado y por eso ha ardido ¡.
4:27 PM oswap said... LA BODEGA DE LEO”
Dando tumbos con la “profesión a cuestas”, conocí hace muchos años un bar en Zaragoza que habían montado media docena de amigos. Se llamaba “El Capazorras”. Era un sitio “exclusivo”. No penseis mal: era “exclusivo” no por exquisito sino porque la media docena de socios tenían potestad para invitar a sus amigos y, excepto socios y amigos,... ¡¡¡ allí no entraba nadie más ¡¡¡. Un día pregunté a uno de los dueños el motivo que les llevó a fundar el bar. La respuesta fue sencilla: “la bebida es más barata que en cualquier otro local y, además, nos sirve para estar con los amigos”.
Os cuento esto porque mantengo la teoría de que Leonardo –“Leo para los amigos”, decía- montó el bar con dos finalidades: estar con los amigos y beber, de paso, unos vasos “de balde”. La primera bodega de “Leo” ocupaba la habitación más próxima a la calle del Agua destinada ahora a las mesas para tomar tapas. Se entraba por una puerta a la izquierda del portal, ahora tapiada. Tras la puerta, a la izquierda... la barra (un paño de madera de castaño).... dos bombillas al aire iluminaban toda la estancia....como mesas, dos grandes rodajas de madera rematadas con tres palos... asientos de taburete.
Era una bodega no apta para las prisas, se discutía de todo y por todos, se comían unas patatas bravas bastante diferentes a las de ahora (cachelos algo picantes y caldosos arropados con pan de trigo-centeno) y nunca, nunca le faltó un dueño con humor.
Sin embargo, a Leo le agobiaba la multitud, por eso, cuando se encontraba entre amigos, no dudaba algunas veces en cerrar la puerta. Recuerdo una noche que fuimos a comernos unos cochorros cocinados en salsa picante. Tras la cena, regada por un par de botellas de “Penediños”, Leonardo subió a casa por el saxofón, cerró la puerta de la bodega y nos deleitó con una tanda de pasadobles...
A mitad de recital, alguien gritó desde la calle: “Leo... ¡¡¡ abre¡¡¡ “.
-“Nooooo.... estoy”, respondió Leo y siguió tocando
4:28 PM oswap said... POZOS BURBIA ARRIBA.
La llegada del verano era siempre, una bendición.... Después del “trago” de las notas escolares (casi siempre malas), comenzaba una etapa del año en la que, después de estar pegado por las mañanas a los libros, “ir a bañarse” se convertía en la principal distracción de la tarde.
El pozo más cercano a casa, y más “popular” era el pozo de “Las Bolas”. Ubicado un poco más arriba de la casa que ha albergado la Cafetería Burbia, “Las Bolas” estaba dividido en dos partes: una -menos profunda- y otro -la prolongación de éste- mucho más profundo y que se remataba entre el pedregal y la llamada “peña de los cocodrilos” nombre, por cierto que me tenía verdaderamente “acongojado” de pequeño.
Sin apenas saber nadar, yo admiraba a toda una serie de mayores de mi edad que se permitían el lujo de “tirarse” desde la enorme peña e incluso desde un árbol –creo recordar, un laurel-que asomaba al río desde la orilla opuesta al pedregal.
Dadas mis serias dificultades iniciales con el “líquido elemento” admiraba las evoluciones acuáticas de Xé, Santiago, Milo, Juan de las “Crespas”, Rafael, Pedro Santín, Ferrín y otros muchos, entre ellos, Sindón (que, por cierto, se metía en el agua haciendo un admirable espectáculo en medio de grandes “alaridos” que, por no exagerar, ...se oían hasta en la plaza). De todos ellos me quedaba prendado por sus cualidades natatorias, aunque, como era torpe en ese medio, realmente lo que envidiaba era un artefacto fascinante: la balsa de “Tito Rada” que veía pasar majestuosa por debajo del puente...rio arriba...rio abajo.
La Xirula era el siguiente pozo, mucho más pequeño, con un pedregal con mejor arena pero menos espectáculo que “Las Bolas”.
Más arriba, un pozo al que le tuve siempre mucho cariño: La “Burra de Pelao”. Yo creo que más que por el pozo en sí por un extraordinario cerezo que Pelao tenía en su huerto y del que nosotros intentábamos siempre “distraer” algunos de sus productos.
Quedan muchos pozos por nombrar ( la burra de “Don Vitoriano”, “San Quintín”,”Trevijano”, “Peñarrachada”...). Sólo os mencionaré dos más:
En “Las Vegas” –lo más “chic” en aquél momento-, mis amigos me salvaron de un ahogamiento casi garantizado lanzándose al agua, una tarde de primeros de junio todavía con el río crecido, porque mientras nadaba torpemente me encontré, a un palmo de mi nariz, un enorme sapo dándose un baño.... Fuerte impresión, pericia de principiante, braceos incontrolados, primeros tragos de agua con la boca bien abierta y... al fondo.
En el “Pozo del Sol” ó “Las Monjas” he vivido las mejores tardes de merienda de mi infancia y adolescencia. Me ha encantado siempre “amergullar” (bucear) en ese pozo con roca saliente, buena posición para el sol de tarde, habitualmente frecuentado por dos hermanas,“Las Poleras”, que desaparecían en cuanto llegábamos la “tribu de cafres”.
1 comentario:
EL CHICHARRO DE SAN ANTONIO
((¡Oh glorioso San Antonio!, a quien Dios ha elegido como intercesor nuestro en los apuros y pérdidas de la vida material, y como protector de los pobres ante los ricos: protégenos con tu favor en todas las necesidades y enredos de nuestra vida.)).. .Así, más o menos, reza una frase de un libro dedicado a la vida del santo, propiedad de mi abuela Olimpia, aprendida de memoria durante mi niñez...
La Feria de San Antonio era la primera fiesta grande del verano. La celebración comenzaba ya el día anterior cuando la cuadrilla municipal comenzaba a pintar en el suelo rayas para dividir el terreno donde se ubicaban los puestos. Era el pistoletazo de salida. A partir de ese momento, entrada ya la tarde, comenzaban a llegar los primeros tenderos..
Los vendedores de utensilios de barro, loza y primeros recipientes de plástico (fantástica novedad por aquél entonces) ocupaban la alameda del jardín en la acera del bar de Deni, la Divina Pastora y la carpintería de Palolo. En la otra acera, parte de la quincallería (navajas, cucharas y útiles de todo tipo para el hogar). Los vendedores de quesos, jamón, chorizo, pan y otros artículos de alimentación se extendían por la acera de la carretera hasta la altura de la fonda de la señora Rosita. A partir de ahí, reinaban los pulpeiros y pulpeiras. Frente a San Nicolás y hasta la plaza, los puestos de ropa....y , delante del mercado de abastos, las frutas, verduras y.... los puestos de chicharro en escabeche... uno de los manjares de mi infancia, adolescencia, ¿madurez?, ¿vejez? y, si existe el más allá,.. de mi futura vida....¡¡¡No sólo de botillos, chorizos, cachelos y pasteles vive el hombre¡¡¡
La Feria de San Antonio, sin embargo, tenía otro aliciente que yo curioseaba año tras año. Desde el actual parque infantil, pasando por el Campo Bajo, toda la parte baja de la Herradura del jardín, la actual plaza de la Xirula (algún día hablaremos de los lavaderos públicos y la fuente de Cubero) y hasta la bodega de Palacio de Arganza se extendía la feria de ganado.
Allí se comerciaba con terneros y ovejas, caballos y vacas, gallos y gallinas... todo animal susceptible de ser vendido pasaba varias fases: primer vistazo ,...después...un ojeo más detallado , posteriomente, la petición de precio, ...el regateo, ...el amago de marcharse,... de nuevo el regateo y,.... si había suerte, finalmente el trato rubricado con un apretón de manos. Era una ceremonia magnífica, como magníficos eran los enormes fajos de billetes que sacaban a relucir los tratantes de ganado....billetes de cien, quinientas y mil pesetas empaquetados habitualmente con una goma...
Tras una mañana de “inspección” por toda la feria y un “rabo” de regalo del señor Luis “Nixo”, lo mejor estaba por llegar.... En la mesa de la cocina de mi casa ,me estaba esperando una empanada de carne y una cazuela con chicharro en escabeche.... junto a la primera sandía de la temporada.
El lunes es San Antonio... quien pueda estar...¡¡¡ QUE LO DISFRUTE
4:22 PM
oswap said...
SAN ANTONIO LACONEIRO".
-"Niño, mañana no vas al colegio. Subirás a Viaríz con tu padre a ver a los abuelos y a la fiesta de San Antonio Laconeiro".
Esa frase de mi madre sonó en mis oídos como música celestial. Corrían mediados los años 60. Tenía unos 12 años. Detestaba el colegio (algún día os hablaré de ello) y aquél día de fiesta me sonó a gloria. Eran unas vacaciones anticipadas entre los Reyes y Santo Tirso.
Ese día no hizo falta que me despertase mi madre. Cuando entró en la habitación, ya estaba vestido y calzado (el acontecimiento era tan importante que mi madre fue el día anterior a la zapatería de "Balixa" y me compró unas botas "Gorila" -a mí las botas me daba igual- pero con la compra venía un regalo que me fascinaba: una pelota maciza de goma verde).
Salimos a la calle y ¡sorpresa¡: en la plazuela de Don Pío estaba -si la memoria no me falla- un flamante taxi Seat 1.500 con Pedro Cao esperándonos. Paramos a recoger a una de mis tías en Sanfíz y el viaje me resultó fascinante. En ausencia de mi hermano mayor (estudiaba fuera de la Villa) yo iba a ser ese día el centro de atención de una larga familia de siete hermanos por parte de padre y cuatro por parte materna.
En Viaríz nos esperaba toda la familia trajeados con "ropa de domingo".Ese día cpomprendí que San Antonio Laconeiro era una fiesta especial. Días antes, los mozos procedían a recoger, casa por casa, donativos para la fiesta que consistían, fundamentalmente, en productos de salazón del cerdo (cachucha, chorizos, pezuñas, lacones, etc.).
Después de la misa (todas las mujeres en la iglesia, la mayoría de los hombres fuera fumando y charlando con amigos y conocidos) se procedía a la subasta de los donativos y de lo que se sacaba de la subasta se pagaba la orquesta (llamémosle así) y las imprescindible bombas compradas a Mauríz.
Recuerdo la multitudinaria comida en casa de mis abuelos y la tertulia que se montó después, hasta la anochecida cuando -si mal no recuerdo- en el cabanal de la casa del padre de Alfredo Rabaqueiro se montó un bailón de tomo y lomo... Todos los danzantes iban en galochas y tenían un dominio increibe que me fascinó: yo era torpe para el baile y para andar en galochas.
Después de la cena mi padre mi abuelo y mis tíos se fueron al baile...yo me quedé con mi abuela en la "cocina baja", recostado en su regazo viendo como el fuego iba secando las castañas y los chorizos y botillos.
No recuerdo la vuelta... sólo se que al día siguiente, a la hora de levantarse para ir al colegio, oí que mi padre le decía a mi madre: "pobre, déjalo dormir, estará cansado...que vaya por la tarde". No creo haber dado nunca en la cama una media vuelta con tanto placer.
4:23 PM
oswap said...
""" MARCHENA: UN PREGONERO SINGULAR """
Todos los pueblos que se preciaban de ser avanzados tenían su pregonero... Villafranca no era menos.
En mi infancia formaba parte del paisanaje popular de la Villa un hombre menudo, de tez morena, cara sonrosada, chaqueta de pana (en invierno y verano) que apoyaba la contraída pierna derecha en un inseparable cayado utilizado con una doble finalidad: por una parte para ayudarse al andar y, por otra, como amenazadora arma para ahuyentar a los casquivanos niños que íbamos trás él...
Nunca supe su verdadero nombre... Todo el mundo le llamaba Marchena. Un dia pregunté el motivo de de ese enigmático nombre. Alguien, no recuerdo quien, me dijo que era villafranquino... otro por el contrario, que le venía el nombre de su pueblo natal: una localidad andaluza. Hoy todavía sigo con la duda de si esta última explicación responde a la verdad o era una bola como la de los "biobardos".
Marchena era el pregonero "oficial". Todo pregonero que se precie tiene un instrumento de reclamo. La mayoría de las veces era un cornetín.... Sin embargo Marchena era peculiar en todo: ni cornetín, ni centellas... su instrumento era un tambor recogido a su cuerpo menudo por un enorme cinto de cuero oscurecido por los años de uso.
Desde la Plaza a la Kábila, pasando por el Castillo, Campo Alto y Bajo, Calle del Agua, Barrio de los Tejedores... Marchena hacía saber a los villafranquinos de los cortes de agua luz y otros acontecimientos. Además, anunciaba las películas de cine y a una de ellas me voy a referir para terminar.
El día que estrenaron "Los Cañones de Navarone", Marchena salió del edificio del ayuntamiento en la plaza... su primera parada fue El Campairo. Allí hizo redoblar su tambor, se puso lentamente sus inseparables gafas y comenzó a leer en voz alta...
-"Hoy, en el cine villafranquino, en sesiones de siete de la tarde y once menos cuarto de la noche estreno de la famosa película de guerra Los Cañones...(pausa)... Los Cañones de...(silencio)... Los Cañones de... (silencio)
Un vecino asomado al balcón, al verlo "encasquillado" , le preguntó en voz alta: "Marchena... ¿los Cañones de qué,.. joder?..
Su respuesta fue rápida y contundente: "Los Cañones de los Cojones"... dió media vuelta y, sin el redoble de despedida, se marchó... Y es que Marchena era un personaje con un punto de gracejo trufado de mala leche cuando intentaban ponerlo en evidencia. Su figura permanece viva en mi memoria.
4:24 PM
oswap said...
EL SEÑOR LUIS, "NIXO".
-Bueno, a ver, ¿hoy que quieres?... ¿rabo o cabeza?
Quien así me hablaba perfilaba su rostro destrás de un cigarrillo "Ideales", boina bien llevada, cara de "buena gente", mirada amable con ojos brillantes, siempre delgado.... Fué mi "pulpeiro" de infancia.
Siguiendo la tradición berciana, el señor Luis "Nixo" era un pulpeiro itinerante, igual te lo encontrabas en la Fiesta del Santo Milagro, en El Cebrero, que en una feria de Cacabelos... territorio, por cierto, más de pulpeiras que de pulpeiros. Sin embargo, a mí lo que realmente me interesaba es que llegase el mercado de los martes y las ferias de los días 2 y 16 de cada mes. En esos señalados días, por la mañana camino del colegio, veía como el señor Luís "desplegaba" su instrumental: una enorme cacerola de cobre, el tridente para sujetarla, sarmiento y el pulpo fresco en cajas de madera...
No veía pasada la mañana hasta que llegaba la hora de comer. Entonces salía "pitando" y llegaba hasta las cercanías de un enorme negrillo donde el señor Luis instalaba su itinerante negocio... A prudente distancia, me quedaba en la cola de las personas a las que estaba atendiendo. Mientras se me hacía eterna la espera, veía pasar platos de pulpo que, al menos a mí, me parecian descomunales, camino del siempre amable refugio de Casa Rosita.
Al fín, la cola desaparecía...
-Bueno, a ver, ¿hoy que quieres?... ¿rabo o cabeza?
-Mire, señor Luis, es que hoy no he desayunado bien y si me pudiera dar algo de los dos..
Después de una mirada directa, el gancho se hundía en la caldera y hacía su aparición un hermoso pulpo. Con una habilidad de tijeras digna de sastre (y se de lo que hablo), el señor Luis cortaba un trozode rabo y de cabeza en un plato de barro. Con un palillo pinchaba los dos y me lo entregaba.
-Gracias, señor Luis.
4:24 PM
oswap said...
" LA NEGRA SOMBRA "
(dedicado a mi compañero de aula y amigo de siempre Antonio González-Guerrero, "in memorian".)
No pronunciaré su nombre. Todos le llamaban padre. Apellido vasco. Pequeño de estatura, nervudo, andar rápido, gafas oscuras, buen enseñante este personaje se convirtió en lo mejor y lo peor para muchos de los alumnos que inauguramos el recién construído instituto del Campo Bajo.
En aquellos años todavía regía la norma de "la letra con sangre entra"... Es verdad que eramos unos "cafres" y que un poco de autoridad no venía mal. Sin embargo, el límite lo sobrepasó con creces en innumerables ocasiones.
Sus clases eran de tres tipos:
a) Las didácticas.
b) Las lúdicas.
c) Las terribles.
Todo dependía del día (algunos manteníamos la tésis de que tenía "úlcera de estómago",... de ahí sus bruscos cambios de, llamémosle "humor").
a) Clases Didácticas. Enseñaba de forma amena, ayudaba a hacerte comprender bien las cosas y su dedicación se veía recompensada con un más que aceptable nivel cuando venían a examinarnos en junio los profesores del "Gil y Carrasco" de Ponferrada, en un día de todas las asignaturas de una tacada.
b) Clases Lúdicas. Eran, lógicamente, las mejores. En sus días de buen humor (que también los tenía), la clase se convertía en un divertido juego donde se hablaba de muchas cosas desconocidas para buen número de nosostros, se proyectaban viajes, meriendas, preparativos de navidad, etc.
c) Clases Terribles. El doctor Jekyl se convertía en Mister Hyde. En una actitud cercana al sadismo, presencié en mi clase multitud de golpes, mofas y escarnios hacia el agredido/a. Un auténtico "Vía Crucis". ¿A alguien le gustaría que su hija se orinase aterrorizada delante de todos sus compañeros de clase debido a los chillidos, empujones y otras lindezas de su profesor?, ¿Era de recibo, sin venir a cuento, que una alumna se quedara completamente sorda durante una semana por una serie de bofetadas?, ¿encerrarías a alguien en un sótano oscuro a sabiendas que con ello provocas una crísis de pánico?... Seguiría contando y no pararía. Y no hablo de hechos muy esporádicos.
Con la perspectiva de los años, yo creo que fuí "bien tratado" respecto a otros muchos y muchas que lo pasaron mucho peor, aunque también me tocó mi parte en tales "lindezas"... Hasta el punto que, cuando terminé el bachillerato elemental, fue tal la liberación que sentí al llegar al instituto de Ponferrada que suspendí en junio todas las asignaturas de 5º de bachillerato salvo la religión porque, al cura que me daba clase, le gustaba mucho Villafranca.
Termino: Vuelvo a pedír perdón por este comentario a todos aquellos que admiran a esta persona. Ya sé que eran otros tiempos...pero pido un ejercicio de imaginación y pregunto: ¿os gustaría que vuestros hijos fueran tratados así?. En aquellos años, la inmensa mayoría de los padres callaban. Era demasiado poderoso para enfrentarse a él.
4:25 PM
oswap said...
"""EL OBRADOR DE BERMÚDEZ"""
La amistad, desde los últimos años de infancia, con Concha "La Brava" (espero que no se moleste desde su barra del "Pitillo" porque ella sabe que este apodo está escrito con todo el cariño del mundo) me llevó a entrar en contacto con un lugar y, sobre todo, una persona a la que sigo echando de menos cuando me acerco a la villa: Pepe Bermúdez, Maestro Pastelero.
Declaro mi culpa: soy goloso por naturaleza. Creo que es una herencia genética directa de mi abuela paterna a la que le gustaban, sobre todo, las tabletas de chocolate y las galletas de manteca.
Desde niño, mis escaparates más visitados (a parte de los juguetes en navidad de las tiendas de Benito Peón y Erundina) era "la ruta de las pastelerías"... Primero, en la calle de Arén, repaso al escaparate -sino me falla la memoria- de "La Concepción"... Con las papilas gustativas ya "exaltadas", directo a los soportales de la plaza para ver la exposición de "Beberide" y, el remate, en pastelería "Ledo".
Los pasteles eran cosa de domingos especiales, cumpleaños, Santo Tirso y El Cristo... pero había algo, entre semana, más asequible para mi exiguo bolsillo... habitualmente, creo recordar los martes, el Maestro Bermúdez hacía caramelos de "Malvavisco"... A 10 céntimos (una "perra gorda") por unidad, 10 caramelos por una peseta (más alguno que, de vez en cuando, caída de "gañote").
Además de pasteles,caramelos,bombones y tartas -lujosamente colocados en mostradores de marmol y vitrinas y armarios pintados de blanco-, había otra cosa que levantaba siempre mi curiosidad en la Confitería "Ledo": ¿¿¿qué habría tras los dos escalones y la puerta del fondo por donde salían bandejas y bandejas de milhojas,merengues, cañas de crema, cuñas con "cabello de angel"....???
Años después pude saciar mi curiosidad...Trás un pasillo angosto (lleno de cajas, sacos de azucar, harina, almendras, obleas...) se llegaba a una ámplia estancia rectangular llena de largas mesas, calderos y demás utensilios para repostería... Al fondo, el horno. Allí observé días y días al Maestro Bermúdez en plena acción. No pasaba un día que no visitara a Pepe...
-"Josín" (así me llamó siempre) ¡¡¡coge un pastel¡¡¡
Nunca le dije que sí, aunque me moría de ganas... La amistad con aquel hombre y Concha (su mujer) era más importante que mi gula..... "Parecería -pensaba- que vengo a verlos para comer pasteles".
4:26 PM
oswap said...
BENJAMIN “PELÓS”.
Domingo de invierno. Primera hora de la tarde. Toca partido en La Ruquela. Tras ser enfundado como para un viaje a Siberia, mi padre me coge de la mano y salimos hacia la calle del Agua, Rua Nueva y ,a la altura del matadero, giro a la derecha. Llegamos al campo de fútbol, donde acaban de plantarse una hilera de chopos con el fin de que la gente que quiere ver el partido gratis desde la carretera se quede con “las ganas”.
Es la hora de comienzo... Salen los dos equipos comandados por un árbitro vestido totalmente de negro, repeinado –no me atrevería a decir que con “gomina” pero casi-, muy serio...Es Benjamín...el polifacético y siempre recordado “Pelós”.
Calculo que si en el carnet de identidad figurasen todas sus profesiones necesitaría un pasaporte. Benjamín “Pelós” trabajaba, además de algún que otro cometido que seguro se me olvidará-, en la droguería de Plácido a la entrada de la plaza, era repartidor de butano, monaguillo, campanero –hacía música con las campanas de la Colegiata-, además ayudaba en fiestas, semana santa y entierros (de pequeño, me moría de miedo cuando lo veía vestido de sayal negro en los entierros de –si la memoria no me falla- la Tercera Orden).
Sus mejores momentos los recuerdo cuando, fuera ya de sus múltiples quehaceres, se sentaba en la bodega de “La Barreira” a tomar un chato y picar una sardina.....Aunque, como árbitro, tampoco tenía desperdicio: no era raro que, en pleno partido, se le viera discutir alguna decisión arbitral con algún conocido miembro del público, ...decisiones arbitrales, por cierto, que yo consultaba posteriormente en un libro comprado por mi padre que me tenía fascinado. Su título: “El arbitraje según Pedro Escartín”.
4:26 PM
oswap said...
“EL LABORATORIO”.
- A las seis,... en el laboratorio.
Mis últimos años de infancia estuvieron acompañados de tres personajes, algo más mayores que yo, a los que sigo teniendo en gran estima: Juan (hijo del señor Eliseo y la señora Manuela), Carlos “Culibrias” (hijo mayor de Julio el panadero) y “Dady” (el más dandi y guaperas de todos).
La casa de la calle Gil y Carrasco donde vivía el señor Eliseo y la señora Manuela con una larga prole de buena gente (Ramón, Carmina, Lucy, Juan,.Tere y Merche) tenía un secreto que nosotros supimos aprovechar durante años: Una especie de granero incrustado entre el lagar de la bodega y el primer piso. Su acceso era (al menos eso me parecía a mí) algo complicado: había que subir por un entramado de vigas y “colarse” luego por una ventanuco de escasas dimensiones por el que había que entrar reptando. Dentro se encontraba un recinto de un metro de ancho, metro y medio de largo y un metro de alto.
Un día me encontré a Juan en la plazoleta de don Pío y, de forma enigmática, me dijo: “he encontrado en mi casa un sitio para montar un laboratorio...¿quieres verlo?”.
Desde entonces fueron muchas las tardes que pasamos allí, rodeados de algunas velas robadas en casa, montando petardos con clorato potásico machacado y mezclado con azufre, fumando los primeros pitillos (no había vez que no echara la “pota” por el ventanuco), charlando sobre lo divino y humano, imaginando lo que no se veía en las revistas y creyéndome, a pié juntillas, todas las “bolas” que el imaginativo “Dady” no paraba de contarnos ante el escepticismo de Juan y Carlos.
El mote de este último, “Culibrias”, no era gratuito: Portero del Sparta, ágil como una gacela, éste tío (que decidió irse a ver mundo cuando todavía ninguno de nosotros había “cruzado El Manzanal” era el único que salía por el ventanuco con la cabeza por delante y, con una habilidad felina, se apoyaba con las manos en la primera viga para darse la vuelta y caer de pié dos metros más abajo.
¡¡¡Creo que todavía me duele la espalda de la costalada que me di en el único intento que hice por imitarle¡¡¡.
4:27 PM
oswap said...
SANTO TIRSO”.
-Mamá, ¿por qué lleva esa sierra en las manos?
-Porque Santo Tirso fue martirizado y después, como no entraba su cuerpo en una caja, pues lo trocearon.
A mí aquello me impactó...pero en aquél momento yo tenía otras preocupaciones... La mayor de ellas tenía que ver con la carrera espacial.
Rusos y norteamericanos se disputaban, en plena guerra fría, el dominio del espacio. Los rusos habían lanzado una serie de satélites artificiales en el programa “Sputnik”, incluyendo uno que transportaba el primer ser vivo al espacio (la perra “Laika” demostrando que se podía sobrevivir más allá de la atmósfera.
No hablábamos de otra cosa desde que alguien, dos días antes de la fiesta, nos dijo que en la plaza se iba a instalar un “Sputnik” para viajar desde Villafranca al espacio..
Desde aquél momento, todo el resto pasó a segundo plano: ni los gigantes, ni las bombas de Mauriz, ni la tómbola Moura, ni las patatas fritas de Pepe “Pájaro”, ni las pipas de Inés, ni los pantalones largos de “estrena” tenían importancia.
Creo que nunca he pasado tanto tiempo en la plaza. Ví como se instalaba el “artefacto” enfrente de la Farmacia de los Burgueño. Todo giraba en torno al “Sputnik” y las preguntas se sucedían: ¿quién subiría en él?,
¿dónde estaban los motores?,
¿tendría Carrete gasolina suficiente?...
¿quemarían parte de la leña de Maderas para ayudarle a subir?
La frustración llegó más tarde cuando ví arder(siemplemente, ...arder) el “Sputnik”...
Una persona mayor que no logro recordar ahora me contó que no “hubo fallos” en el lanzamiento ni nada por el estilo... aquello era simplemente una “Falla” de las que se quemaban en Valencia todos los años por San José.
Me fui a la cama pensando “¡qué mentirosos son los mayores ¡ ...¡algo no ha funcionado y por eso ha ardido ¡.
4:27 PM
oswap said...
LA BODEGA DE LEO”
Dando tumbos con la “profesión a cuestas”, conocí hace muchos años un bar en Zaragoza que habían montado media docena de amigos. Se llamaba “El Capazorras”. Era un sitio “exclusivo”. No penseis mal: era “exclusivo” no por exquisito sino porque la media docena de socios tenían potestad para invitar a sus amigos y, excepto socios y amigos,... ¡¡¡ allí no entraba nadie más ¡¡¡. Un día pregunté a uno de los dueños el motivo que les llevó a fundar el bar. La respuesta fue sencilla: “la bebida es más barata que en cualquier otro local y, además, nos sirve para estar con los amigos”.
Os cuento esto porque mantengo la teoría de que Leonardo –“Leo para los amigos”, decía- montó el bar con dos finalidades: estar con los amigos y beber, de paso, unos vasos “de balde”.
La primera bodega de “Leo” ocupaba la habitación más próxima a la calle del Agua destinada ahora a las mesas para tomar tapas. Se entraba por una puerta a la izquierda del portal, ahora tapiada. Tras la puerta, a la izquierda... la barra (un paño de madera de castaño).... dos bombillas al aire iluminaban toda la estancia....como mesas, dos grandes rodajas de madera rematadas con tres palos... asientos de taburete.
Era una bodega no apta para las prisas, se discutía de todo y por todos, se comían unas patatas bravas bastante diferentes a las de ahora (cachelos algo picantes y caldosos arropados con pan de trigo-centeno) y nunca, nunca le faltó un dueño con humor.
Sin embargo, a Leo le agobiaba la multitud, por eso, cuando se encontraba entre amigos, no dudaba algunas veces en cerrar la puerta. Recuerdo una noche que fuimos a comernos unos cochorros cocinados en salsa picante. Tras la cena, regada por un par de botellas de “Penediños”, Leonardo subió a casa por el saxofón, cerró la puerta de la bodega y nos deleitó con una tanda de pasadobles...
A mitad de recital, alguien gritó desde la calle: “Leo... ¡¡¡ abre¡¡¡ “.
-“Nooooo.... estoy”, respondió Leo y siguió tocando
4:28 PM
oswap said...
POZOS BURBIA ARRIBA.
La llegada del verano era siempre, una bendición.... Después del “trago” de las notas escolares (casi siempre malas), comenzaba una etapa del año en la que, después de estar pegado por las mañanas a los libros, “ir a bañarse” se convertía en la principal distracción de la tarde.
El pozo más cercano a casa, y más “popular” era el pozo de “Las Bolas”. Ubicado un poco más arriba de la casa que ha albergado la Cafetería Burbia, “Las Bolas” estaba dividido en dos partes: una -menos profunda- y otro -la prolongación de éste- mucho más profundo y que se remataba entre el pedregal y la llamada “peña de los cocodrilos” nombre, por cierto que me tenía verdaderamente “acongojado” de pequeño.
Sin apenas saber nadar, yo admiraba a toda una serie de mayores de mi edad que se permitían el lujo de “tirarse” desde la enorme peña e incluso desde un árbol –creo recordar, un laurel-que asomaba al río desde la orilla opuesta al pedregal.
Dadas mis serias dificultades iniciales con el “líquido elemento” admiraba las evoluciones acuáticas de Xé, Santiago, Milo, Juan de las “Crespas”, Rafael, Pedro Santín, Ferrín y otros muchos, entre ellos, Sindón (que, por cierto, se metía en el agua haciendo un admirable espectáculo en medio de grandes “alaridos” que, por no exagerar, ...se oían hasta en la plaza). De todos ellos me quedaba prendado por sus cualidades natatorias, aunque, como era torpe en ese medio, realmente lo que envidiaba era un artefacto fascinante: la balsa de “Tito Rada” que veía pasar majestuosa por debajo del puente...rio arriba...rio abajo.
La Xirula era el siguiente pozo, mucho más pequeño, con un pedregal con mejor arena pero menos espectáculo que “Las Bolas”.
Más arriba, un pozo al que le tuve siempre mucho cariño: La “Burra de Pelao”. Yo creo que más que por el pozo en sí por un extraordinario cerezo que Pelao tenía en su huerto y del que nosotros intentábamos siempre “distraer” algunos de sus productos.
Quedan muchos pozos por nombrar ( la burra de “Don Vitoriano”, “San Quintín”,”Trevijano”, “Peñarrachada”...). Sólo os mencionaré dos más:
En “Las Vegas” –lo más “chic” en aquél momento-, mis amigos me salvaron de un ahogamiento casi garantizado lanzándose al agua, una tarde de primeros de junio todavía con el río crecido, porque mientras nadaba torpemente me encontré, a un palmo de mi nariz, un enorme sapo dándose un baño.... Fuerte impresión, pericia de principiante, braceos incontrolados, primeros tragos de agua con la boca bien abierta y... al fondo.
En el “Pozo del Sol” ó “Las Monjas” he vivido las mejores tardes de merienda de mi infancia y adolescencia. Me ha encantado siempre “amergullar” (bucear) en ese pozo con roca saliente, buena posición para el sol de tarde, habitualmente frecuentado por dos hermanas,“Las Poleras”, que desaparecían en cuanto llegábamos la “tribu de cafres”.
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